COMERCIOS E INDUSTRIAS

Confitería Irisarri

Muda testigo del paso del tiempo, la Confitería Irisarri ubicada frente a la Plaza Libertad tiene su origen en el año 1898, cuando el catalán Cristóbal Carbonell comenzó a cocinar y vender panes y masas artesanales.

En 1898 el negocio fue adquirido por Manuel Irisarri quien construyó los sólidos cimientos de uno de los lugares más típico de Minas.
Hablar de Lavalleja es sinónimo de Irisarri y de sus típicos serranitos, damasquitos, yemas y alfajores. Junto a su galería homónima, es un punto e reunión de la sociedad minuana y de los turistas que pueden visitar sus originales bodegas.
El subsuelo de la confitería era denominado "la bodega" por Manuel Irisarri, refiriéndose a una simple despensa. Se destaca un aljibe de donde se sacaba agua para la confección de los productos y una sala de madera rústica donde se encuentra una mesa con platos con los nombres de los apóstoles.
Cien años mas tarde , en 1998, la Confitería Irisarri festejó el siglo de su fundación confeccionando al aire libre, en la misma plaza, una torta gigante que compartió con todo el pueblo.





El legendario Molino de Ladós
El Molino es una reliquia histórica que marcó el compás del progreso lugareño con sus seis aspas forradas de lona. Jugó su papel en las guerras civiles de 1897 y 1904 sirviendo de cantón a las fuerzas del gobierno y de escenario a la única muerte registrada en Minas durante las dos revoluciones. Frustrado su propuesto destino de teatro de verano, en sus viejos ambientes se instruyó a los oficiales de reserva.
Sobre un cerro que se levanta en la ribera del San Francisco se yergue la mole como un castillo, con el torreón circular de esta antigua construcción. Estamos hablando del Molino Ladós, al que todo el mundo llama Molino Viejo.
El molino de viento fue levantado en 1879 por el constructor don Rafael Laporta, quien también realizó las obras del teatro Escudero, del Mercado y del Hotel Americano donde actualmente se levanta la Escuela Industrial. Era propiedad de don Enrique Ladós, francés poseedor de un molino de agua en La Plata y otro en Aguas Blancas.
El vecino José Clérici nos habla del Molino, "una construcción enorme, con 6 aspas que el viento hacía girar constantemente, trasmitiendo su movimiento a dos gigantescas piedras que giraban y molían el trigo. En el año 1882 vinimos a vivir aquí, muy cerca del molino, y estábamos muy en contacto con él. Recuerdo que las seis aspas tenían velas de lona que se extendían a lo largo del mástil central.
En 1886 cayó una de las aspas y como el conjunto estaba en mal estado Don Enrique hizo desmontar la rueda y trajo una máquina a vapor para hacer funcionar el molino cuando faltaba el viento. Falleció don Enrique en 1887 y todo quedó en suspenso.
El molino fue abandonado y en lo sucesivo solo sirvió como recuerdo de toda una época de Minas y como refugio de vagos y motivo de leyendas de fantasmas y brujas. Fue el molino más extraordinario que conocí: no he visto en ninguna otra parte del Uruguay un molino de seis aspas como éste".
"En las guerras civiles de 1897 -sigue diciendo Clérici- fue cantón de las fuerzas del gobierno. En 1897 un soldado que se asomó a una ventana para mirar a los revolucionarios que estaban atrincherados en las mangueras de Aguiar, en los cerros vecinos, recibió un balazo en la frente. Fue el único muerto que hubo acá en dos revoluciones".
Hace algunos años este predio y su vieja construcción fue adquirido por el Estado, siendo cedidos al Municipio de Lavalleja para el acondicionamiento y restauración de esta significativa área, con la finalidad de hacer allí un teatro de verano.
Pasó el tiempo y como nada se hizo el predio pasó al Ministerio de Defensa Nacional, para que una vez refaccionado sirviera como sede de la División de Ejército Nº 4, con asiento en Minas. Desde 1963 se dictaron clases de instrucción teórica para oficiales de reserva.
El 29 de diciembre de 1981 el Ministerio de Defensa entrega el Molino Ladós a Enseñanza Secundaria y allí al año siguiente comienza a funcionar el Liceo Nº 2. Su primer Director fue el Prof. Oribe Pereira Parada, quien también fuera Intendente en el período de facto.


Apuntes del vecino minuano José Clerici

El viejo Molino de viento

Tenía seis enormes aspas de madera dura, con velas de lona que se arrollaban contra el vástago central, formando lo que los marinos llaman pan, atado con cordeles al palo central. El casquete esférico que coronaba la torre giraba llevando las aspas, y para hacerlo girar tenía una viga de tea de 30 x 30 cm., que estaba empotrada en el casquete y llegaba en forma inclinada hasta la plataforma, sobre un como estante en forma octogonal, de gruesos tablones.

En cada ángulo tenía un argollón de hierro donde se enganchaba un aparejo de cuerdas que lo tiraban cuatro hombres. Puesto de frente al viento, empezaban a girar las aspas, y por medio de ejes de hierro de m 0,10, uno horizontal que sostenía las aspas y otro vertical, trasmitían el movimiento al eje horizontal dentro del molino, con engranajes angulares; por medio de correas de cuero se trasmitía el movimiento a los dos juegos de piedra (muela) y los dos grandes cedazos giratorios de forma exagonal.
Cuando faltaba el viento se hacía marchar el molino por medio de una tahona con seis caballos, instalada en el anexo posterior.
En la guerra civil de 1897 y en la de 1904 sirvió de Cuartel, siendo muerto un soldado al tiempo de asomarse a una ventana.

Tuvo el Molino su leyenda de fantasmas, pero que no pasó de cuento


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Molino Ugarte



























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